El Glaucoma es una de las principales causas de ceguera irreversible en el mundo. Se estima que más del 50% de las personas que tiene glaucoma no sabe que lo padece. Si no se trata a tiempo, se puede perder la visión por completo.
El glaucoma engloba un grupo de enfermedades que provocan un daño progresivo del nervio óptico. Es posible clasificar los glaucomas en dos categorías principales, de acuerdo con el estado del ángulo de drenaje interno del ojo: los Glaucomas de Ángulo Abierto (más comunes en Chile), y los Glaucomas de Ángulo Cerrado. En general la pérdida visual es asintomática o causa pocos síntomas en las etapas iniciales, excepto en los casos de los Glaucomas Agudos (una forma de Glaucoma de Ángulo Cerrado), en que la presentación es abrupta, en general con dolor, ojo rojo y disminución visual.
Con la edad su incidencia crece, siendo más común después de los 40 años de edad; después de los 60 años de edad, el riesgo de padecer la enfermedad es hasta 6 veces mayor. Personas que tienen un familiar de primer grado con glaucoma tienen un riesgo hasta 10 veces mayor de desarrollar la enfermedad.
Tener la presión intraocular elevada es el principal factor de riesgo para glaucoma. Además de la presión intraocular elevada, edad y historia familiar de la enfermedad, otros factores de riesgo incluyen cornea delgada, diabetes, hipertensión arterial, jaqueca y problemas de circulación, uso de corticóides, cirugía ocular, trauma ocular y otras enfermedades oculares.
El glaucoma causa disminución progresiva del campo visual, y en las fases más avanzadas ceguera irreversible.
“La detección precoz del Glaucoma es fundamental».”
El tratamiento del glaucoma tiene el objetivo de conservar la visión; y tiene como objetivo primario la reducción de la presión intraocular.
Existen 3 modalidades básicas de tratamiento: mediante fármacos (generalmente colirios), láser o cirugía.
En los casos de glaucoma agudo, el tratamiento es urgente y múltiples tratamientos son necesarios, siendo que casi siempre se recurre a láser y o cirugía.
Sin embargo, la visión que se pierde debido al glaucoma no puede recuperarse; por lo que se hace muy importante la detección precoz y tratamiento precoz de la enfermedad.
Cuando la presión no se controla adecuadamente con gotas, láser o la combinación de ambos, se puede recurrir a la cirugía. La técnica más utilizada a nivel mundial es la trabeculectomía, que consiste en crear una nueva vía de drenaje del humor acuoso, para buscar una normalización de la presión ocular.
Aunque la trabeculectomía aún sea la técnica más ocupada en el mundo, hay nuevos y importantes avances en el manejo del glaucoma, como láseres selectivos (que actúan preferentemente en determinados tipos de tejidos), nuevos medicamentos que regulan la cicatrización, y técnicas de cirugía mínimamente invasiva. El arsenal terapéutico hoy es cada vez mayor y las posibilidades de combinación y personalización del tratamiento son enormes, por lo que es muy importante recurrir a un especialista en glaucoma – principalmente en los casos más complejos.
La recomendación médica para detectar el glaucoma a tiempo, antes que el daño irreversible cause problemas significativos visuales, es consultar su oftalmólogo una vez al año a partir de los 40 años de edad. Los pacientes con presión intraocular elevada, historia familiar de glaucoma, u otros factores de riesgo, deben estar particularmente atentos y consultar a tiempo. Casos complejos, con múltiples tratamientos o indicación de cirugía o láser, idealmente deben consultar con un especialista en glaucoma.